Valencia (10ª de abono): Deslucida novillada matinal donde se vio el buen corte de Silveti y López Simón.

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FICHA DEL FESTEJO.
Valencia. Feria de Fallas. 10ª de abono. Novillada picada. 20 de marzo de 2011. Mañana soleada y apacible. Menos de un cuarto de entrada. Se han lidiado novillos de la ganadería Guadaira desiguales de presentación aunque bonitos, el 2º y el 5º más hechos. En líneas generales con clase y cierta calidad pero con poca fuerzas y justa raza y casta. Solo destacó el segundo, un novillo con más transmisión aunque también marcado por la justeza de fuerzas. El 3º y el 4º deslucidos y complicados.

Miguel Giménez, silencio y saludos.
Diego Silveti, saludos y saludos tras aviso.
López Simón, vuelta y saludos.

Valencia (Esp.).- El festejo matinal posterior a las fallas se dejó notar en el tendido de la plaza, al registrar tan sólo un cuarto justo de entrada. Mañana amable y fresquita en la que se pudo ver el estado de los novilleros actuantes, Miguel Giménez, Diego Silveti y López Simón. Tres estilos diferentes de entender y ver la vida, que pudieron cortar trofeos si no llega a ser por la espada y en algunas ocasiones por el comportamiento de los de Guadairas. Un encierro desigual de presentación, con cierta clase y nobleza pero justo de raza, casta y sobre todo, fuerzas. Resultaron complicados el 4º y 5º y fue un buen novillo el segundo.

Con este segundo, Diego Silveti a punto estuvo de lograr cortar trofeos, en una matinal que si acierta con la espada podría haber sido de puerta grande para el mejicano. Ante el novillo más serio, y con más trapío del encierro lo veroniqueó con temple, jugando los brazos con suavidad, ganando terreno y luciéndose con torería. Buen inicio capotero a un novillo que acudía con franqueza a las telas y lo hacia además con calidad y buen son. Quitó por chicuelinas ajustadas y con gusto torero, López Simón, que tuvo que bregar además, con el viento, muy impertinente durante la mañana y elemento condicionante de las lidias de estos muchachos antes sus respectivas reses. Con el novillo a más durante la lidia, llegó a la muleta con codicia templada, embistiendo con clase y repitiendo, lo que posibilitó que el mejicano se gustase y gustase en su interpretación del toreo. Tandas en redondo a más, con el novillero confiado y buscando el triunfo. También toreó al natural, pitón por el que el novillo se empleaba mejor, cuajando así un trasteo serio, completo y bien estructurado. Estuvo Silveti asentado y confiado. Buscó siempre el cite de frente. Interpretó su toreo clásico de buena factura, que lo hace apetecible para volverlo a ver. Lástimas el error con la espada porque habría cortado trofeo.

Con el otro, el quinto, otro novillo serio y cuajado, lo recibió a la verónica, luciéndose gracias a la calidad del animal y su buen son. Quite variado, después de la suerte de vara, correspondido con otro quite por tafalleras de López Simón a pies juntos y sin enmendar terreno. Llegó el novillo con franqueza y calidad al último tercio, pero con las fuerzas justas. Por eso tuvo que plantear una faena en la que cuidó del astado e intentó cuajar trasteo semejante al anterior. No fue posible. Y se convirtió en un último tercio donde predominó la valentía y disposición del novillero por encima de la res venida a menos. Lo intentó por ambos pitones exponiendo con el novillo finalmente, complicado. Estuvo valiente y si no llega a ser de nuevo, por el fallo a espadas, se le habría premiado con un trofeo.

Otro que destacó fue el novillero López Simón. Se le vio madurando ante la cara del novillo con un lote muy en la línea del encierro, nobles y con clase pero bajos de raza, casta y sobre todo, fuerzas. Estas últimas, las fuerzas, marcaron la lidia de la res y su posterior faena, logrando cuajar un trasteo donde lo más destacado vino en una tanda en redondo muy firme y con mucha voluntad. El novillo, deslucido, y el viento, molesto en este acto de la lidia, complicaron este trasteo largo pero valiente de López Simón. Fue difícil hacer una faena vibrante y de emoción. Y meritorio estuvo el novillero que con estas condiciones no se aburrió y siguió hasta el final buscando cualquier instante de lucimiento. Natural en pases sueltos de trazo bonito que se quedaron perdidos en una faena a la que le faltó hilván, como consecuencia de la falta de celo de la res. Se le pidió oreja mayoritaria e incomprensiblemente, el presidente no se la concedió.

Con el que cerró plaza lo recibió con la muleta de rodillas y en el centro del platillo, pero siempre se defendió el mansito jabonero, y por este motivo resultó complicado cuajar una faena con argumento, solidez y estructura. Siempre protestando en el embroque, la aparición del viento hizo el resto, para ser casi imposible poder lucirse con el descastado, desrazado y mansurrón Guadaira. No rompió a mejor la actuación y al final, solo pudo estar firme y con ganas.

La actuación del valenciano Miguel Giménez gustó en conjunto. Al primero de su lote lo recibió a la verónica buscando con temple y con gusto el lucimiento. Y le cuajó un trasteo en el que tuvo que medir las escasas fuerzas de la res y administrar la clase que tuvo en sus embestidas. Buen inicio torero, cuidándolo por abajo para continuar al natural llevándolo con soltura y con buenas maneras. Centrado durante toda la actuación fue bajando la mano hasta el límite para lograr un mayor lucimiento. Siempre tuvo que llevarlo sin apreturas para que no claudicara más pero aun así, fue cuajando faena de interés. Al natural también buscó la profundidad, de uno en uno, con clasicismo. Faena completa por ambos pitones que si no tuvo mayor emotividad fue por las condiciones del animal.

Y con su segundo, salió a resolver la tarde consciente de lo complicado que es esto y la oportunidad tan grande que es estar anunciado en una plaza como Valencia y en fallas. Larga cordobesa de rodillas seguidas de un ramillete de verónicas. Se le vio decidido y con muchas ganas de triunfar. Después, con la muleta, el mansito de Guadaira no ayudó más, por la poca fuerza que tenía. Comienzo torero y esforzado por abajo en tablas, con un viento molesto que condicionó el último acto de esta lidia. Lo intentó al natural y en redondo, siempre citando de frente y buscando la pureza, pero fue complicado hilvanar un trasteo compacto y con argumento. Faena sin coger vuelo, presidida por la voluntad de Giménez, que terminó siendo un intento de quiero y no puedo. A pesar de todo se le vio una cierta progresión.

Texto: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Paco Ferrís