Martes 19 de Julio 2011 (3ª de abono).

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Valencia (3ª de abono): Oreja meritoria para Pascual Javier y otra muy importante que premia la actuación de Rafael Cerro

FICHA DEL FESTEJO
Valencia. Martes 19 de julio. 2ª de abono. Feria de San Jaime. Novillada picada. Un tercio de entrada. Se lidiaron seis novillos de la ganadería de Los Galos, propiedad de Simón Casas y María Sara, desiguales de presentación y mansos en líneas generales siendo muy complicados los lidiados en la segunda parte del festejo. Debutaron en esta plaza los novilleros Mario Alcalde y Rafael Cerro que sustituía al herido Sergio Flores.

Pascual Javier, oreja y vuelta.
Mario Alcalde, silencio y saludos.
Rafael Cerro, silencio tras aviso y oreja tras aviso.

Valencia (Esp.).- La segunda novillada de las que componen el cartel de esta feria de julio, deparó una tarde de interés para el aficionado, que pudo calibrar desde el momento por el que atraviesa el más veterano de la terna, Pascual Javier hasta el buen concepto del toreo que atesora el más bisoño, Rafael Cerro, pasando por la mala suerte en el sorteo de Mario Alcalde quien apenas tuvo opciones para el triunfo.

El novillero valenciano, Pascual Javier, logró cortar un trofeo al que abría plaza, tras cuajar una faena completa con un final arrestoso, valiente y entregado a un deslucido novillo de Los Galos. Lo más artístico lo logró en el recibo a la verónica que interpretó con buen tempo, temple y compás, aunque el novillo no embistiese con calidad ni apenas humillación. Se rivalizó después en quites y tras un segundo tercio en el que se vino arriba el animal, llegó más templado al último tercio aunque sin terminar de estar claro. Necesitaba mando y dirección la embestida -en muchas ocasiones- descompuesta del novillo y Pascual Javier acertó en ocasiones a dominarla y en otras no. Seguramente por eso, la faena, aunque completa, se movió entre una lucha por intentar someter la embestida y por lucirse al mismo tiempo. Al final, lo más destacado que ayudó sin duda al corte del trofeo, fue esa valentía y entrega que siempre tuvo el novillero, y las ganas por asegurar desde el primer momento el triunfo. En el cuarto salió a redondear una tarde que se le puso de cara, pero no tuvo suerte con el novillo. Manso y sin fijeza, con marcada querencia a tablas, con estos mimbres tuvo que buscar la puerta grande que finalmente no se dio. Novillo muy complicado por ambos pitones que empaló sin consecuencias al espada y que puso muy cara su lidia. Se le pidió trofeo, más todo quedó en una vuelta.

El que fue la sorpresa agradable de la tarde fue Rafael Cerro. Ojo al novillero porque en su paso por Valencia ha dejado la sensación de estar ante un novillero que puede cuajar en un matador de toros. Cerro protagonizó una tarde donde el buen concepto de su toreo, las formas de interpretarlo, estar ante la cara del novillo, entrar a la suerte, salirse de ella, contemporizar la embestida del animal y dominar la escena, fueron las notas predominantes de sus dos actuaciones. Si bien estuvo en el tercero del festejo, mejor fue con el manso sexto, del cual nadie dio un duro por él. A este que cerraba plaza, le planteó un trasteo muy completo y medido en su metraje y concepción. Cerro fue hilvanando con paciencia y sin aburrirse, un trasteo por ambos pitones donde el toreo más despacioso, templado y suave lo realizó sobre la zurda. Jugó muy bien las muñecas. Desplazó con técnica pulcra la embestida del animal. Se gustó en cada pase e incluso se desmayó en alguno de ellos intentando eternizar el lance. Si un pero hay que apuntar a la faena, ese es el de la escasa emoción que transmitió el colaborador novillo, pero a pesar de ello, el resto lo puso este novillero. Compuso una obra muy interesante, de las que hacen que uno salga pensando que ahí hay un posible torero en potencia. La oreja que cortó es de las importantes, con peso específico por sí misma. Antes, con el tercero ya dejó a las claras como es su toreo. Comenzó muy toreramente por abajo la faena, sin crispación, templado, corriendo la mano, llevándolo con suavidad. Y así, poco a poco, fue construyendo un trasteo presidido por el temple, el buen corte torero y mejores sensaciones. No aguantó el novillo tanto sometimiento en guante de terciopelo, y ello, complicó el remate de la faena. Rafael Cerro estuvo por encima de la res y así lo demostró. El fallo a espadas, le privó de oreja. Cobró además, una voltereta aparatosa entrando a matar, afortunadamente sin consecuencias.

Completó cartel Mario Alcalde, a quien dentro de la mansada de Los Galos, le correspondió el peor lote. Mala suerte, es verdad. Con el manso segundo, corredor de los cien metros lisos por el ruedo, no entendió la lidia que debió darle, tapándole la cara y aguantándole en terrenos con nula querencia. Por ello, la faena se convirtió en una persecución de la res por todo el ruedo. Imposible lucirse así si se confunde la lidia a administrar. Y en el quinto tampoco pudo mejorar mucho más. Con un bravucón complicado y de malas intenciones que vendió cara cada una de sus arrancadas, el novillero suficiente hizo con estar delante de la cara de la res, intentando cuajar una faena que no existía. Fue muy complicado hilvanar serie posible y ante ello, solo pudo estar valiente, justificando su inclusión en esta feria.

Texto: Alfonso Sanfeliu
Imágenes: Paco Ferrís